PROMESA

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miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿JESÚS NACIÓ UN 25 DE DICIEMBRE?


Jesús nació durante el otoño del año. Muchos han creído equivocadamente que nació al inicio del invierno — ¡el 25 de diciembre! ¡Ellos están equivocados! Era costumbre entre los judíos enviar sus ovejas a los desiertos cerca de la Pascua [a principios de la primavera], y traerlas a casa al inicio de la primera lluvia . Las primeras lluvias comenzaban a inicios o mediados del otoño. Durante el tiempo que estaban fuera, los pastores las vigilaban día y noche. Cuando la primera lluvia comenzó, temprano en el mes de March–esvan, tiempo que corresponde a parte de nuestro octubre y noviembre [comienza en algún punto de octubre], encontramos que las ovejas eran mantenidas fuera, a campo abierto, durante todo el verano. Y puesto que los pastores aún no habían llevado a sus rebaños a casa, se presume que octubre aún no había comenzado, y que, por consiguiente, nuestro Señor no nació el 25 de diciembre, cuando no había rebaños afuera en los campos. Él tampoco pudo haber nacido después de septiembre, puesto que los rebaños aún estaban en los campos por la noche. Sobre esta base, la natividad en diciembre debe ser abandonada. La alimentación de los rebaños por la noche en los campos es un hecho cronológico.
Lucas 2:8 explica que cuando Cristo nació: “En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche” (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy). Note que ellos “estaban” en el campo. Esto nunca sucedió en diciembre. Tanto Esdras 10:9-13 como Cantares 2:11 muestran que el invierno era la temporada lluviosa y que los pastores no podían permanecer en los fríos y abiertos campos por la noche.
¡Numerosas enciclopedias afirman claramente que Cristo no nació el 25 de diciembre! La Enciclopedia Católica confirma esto de manera directa. ¡Con toda probabilidad, Cristo nació en otoño! Una larga explicación técnica probaría este punto.
Puesto que ahora ya sabemos que el 25 de diciembre no era siquiera cercano a la fecha de nacimiento de Cristo, ¿de dónde se originó el festival asociado a esta fecha?
Ahora lea esta cita bajo el título “Navidad”:
 “En el mundo romano, la Saturnalia (17 de diciembre) era un tiempo de algarabía e intercambio de regalos. El 25 de diciembre también era considerado como la fecha de nacimiento del dios iraní Mitra, el Sol de la Justicia. En el año nuevo romano (1 de enero), las casas eran decoradas con verdor y luces, y regalos les eran dados a los niños y a los pobres. A estas observancias se sumaban los ritos navideños germánicos y celtas, cuando las tribus teutónicas penetraron en Galo, Bretaña y Europa central. La comida y el buen compañerismo, el tronco navideño y el bizcocho de Navidad, el verdor y los abetos, los regalos y saludos, todos conmemoraban diferentes aspectos de esta temporada festiva. Fuegos y luces, símbolos de calidez y fuego duradero, siempre han sido asociados con el festival invernal, tanto pagano como cristiano” (Enciclopedia Británica, 15ª edición, Vol. II, p. 903).
Una cita final acerca de la selección del 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Jesús se hace necesaria. Note un artículo en The Toronto Star (La estrella de Toronto) de diciembre de 1984, por Alan Edmonds, titulado “Les debemos mucho a los druidas y a los holandeses”, éste dice: “La Reforma le causó daño a la Navidad. Para entonces, por supuesto, los astutos políticos eclesiásticos ya habían adoptado el festival pagano a la mitad del invierno como el supuesto natalicio de Jesús de Nazaret, y habían incorporado algunas otras deidades paganas para hacer más apetecible su toma de poder”.
El 25 de diciembre no fue seleccionado porque fuera el nacimiento de Cristo, o porque fuera siquiera cercano a éste. Fue seleccionado porque coincidía con el festival pagano idólatra de Saturnalia — y esta celebración debe ser examinada cuidadosamente. En cualquier caso, no sabemos la fecha exacta del nacimiento de Cristo. Aunque Dios ciertamente pudo haberla dado a conocer, ¡Él eligió esconderla de los ojos del mundo!
¿Quién fue Saturno?
Estudiemos de manera cuidadosa quién fue exactamente Saturno. El festival romano de Saturnalia, del 17 al 24 de diciembre, movía a los ciudadanos a decorar sus hogares con verdor y luces, y a dar regalos a los niños y a los pobres. El festival del 25 de diciembre, natalis solis invicti, el nacimiento del sol invicto, fue decretado por el emperador Aureliano en 274 d.C., como una celebración del solsticio de invierno, y un tiempo (después)… fue cristianizado como una fecha para celebrar el nacimiento del Hijo de Luz”.
El Dr. William Gutsch, presidente del Museo Americano de Historia Natural — Planetario Hayden, confirmó el nombre original de la Navidad con esta cita del 18 de diciembre de 1989, en un periódico de Wetchester, Nueva York, The Reporter Dispatch:
“Los antiguos romanos no estaban celebrando la Navidad, sino más bien, un festival pagano llamado Saturnalia. Éste ocurría cada año, cerca del comienzo del invierno, o en el solsticio de invierno. Este era el tiempo que el sol había tomado su curso más bajo a través del cielo y en el cual los días comenzaban a hacerse más largos, asegurando así otra temporada de crecimiento”.
“No obstante, si muchas de las trampas de la Saturnalia parecen paralelas con lo que tantos de nosotros hacemos hoy, podemos ver de dónde tomamos… las tradiciones de nuestras festividades. Y, verdaderamente, se ha sugerido que aunque Cristo no nació a finales de diciembre, los antiguos cristianos — todavía una secta ilegal en aquel tiempo — movieron la Navidad al tiempo de la Saturnalia para atraer la menor atención posible hacia sí mismos, mientras celebraban su propia festividad”.
La Saturnalia, por supuesto, celebraba a Saturno — el dios fuego. Saturno era el dios de la agricultura (la siembra) porque el calor del sol era requerido para permitir la siembra y el crecimiento de las cosechas. También era adorado en este festival de invierno para que regresara (él era el “sol” — recuerde “sun”) y diera nuevamente calor a la tierra para que la siembra de primavera pudiera ocurrir. El planeta Saturno fue nombrado posteriormente en honor a él, ¡porque entre todos los planetas, con sus anillos y color rojo brillante, representaba mejor al dios del fuego!

Virtualmente cada civilización tiene un dios del fuego/sol. Los egipcios (y algunas veces los romanos) lo llamaban Vulcano. Los griegos lo llamaban Cronos, al igual que los fenicios — pero ellos también lo llamaban Saturno. Los babilonios lo llamaban Tamuz (como Nimrod, resucitado en la persona de su hijo), Moloc o Baal (como lo llamaban los druidas). Todos estos eran simplemente los diversos nombres de Nimrod. Nimrod era considerado el padre de todos los dioses babilonios.
Sacrificio de niños
Nimrod, como representante del fuego devorador al cual se le ofrecían víctimas humanas, especialmente niños, en sacrificio, era considerado como el gran devorador de niños… era, por supuesto, el verdadero padre de todos los dioses babilónicos; y, desde luego, con tal carácter fue considerado después universalmente. Como Padre de los dioses recibió, como hemos visto, el nombre de Cronos; y todos saben que la historia clásica de Cronos era justamente de que ‘él devoraba a sus hijos tan pronto como nacían’. (Diccionario Clásico Lempriere, ‘Saturno’.)… esta leyenda tiene un significado más amplio y profundo; pero aplicada a Nimrod, o ‘el Cornudo’, sólo se refiere al hecho de que, como representante de Moloc o Baal, las ofrendas más aceptables en su altar eran los niños. Tenemos una amplia y triste evidencia sobre este asunto por los relatos de la antigüedad. ‘Los fenicios sacrificaban todos los años a sus amados hijos unigénitos a Cronos o Saturno’”.
Pero, ¿por qué era necesario el sacrificio humano para la adoración de este terrible dios? ¿Qué posible bien podían pensar los seres humanos que había en asesinar a sus propios hijos? Continuando: “…quien se acercara al fuego, recibiría una luz de divinidad” y “a través del fuego divino todas las manchas producidas por generaciones podían ser purgadas”. Por tanto, “hicieron pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc” (Jer. 32:35).
Por increíble que parezca, los seres humanos engañados realmente creían que estaban agradando a su “dios” al sacrificarles a sus propios hijos pequeños e inocentes. Ellos creían que el fuego los purificaba del pecado original. ¡La doctrina pagana de pasar tiempo en el purgatorio para purgar el alma de todo pecado se deriva de esta creencia!
¿Quién fue Nimrod?
Debemos ver ahora más de cerca quién fue esta figura bíblica, Nimrod. Ya lo hemos visto como uno de los dioses falsos originales de la historia, pero, ¿qué más se puede aprender?
Génesis 10:9 dice de Nimrod: “Este fue vigoroso cazador delante [en lugar] del Eterno”. Él realmente trató de reemplazar a Dios.
El famoso historiador judío, Josefo, registra en Antigüedades judías importante evidencia acerca del rol de Nimrod en el mundo post diluviano. Note: “Él también cambió gradualmente el gobierno a tiranía… Él [Nimrod] también dijo que se vengaría de Dios si tuviera en mente ahogar nuevamente al mundo; y que para eso edificaría una torre muy alta, que las aguas no pudieran alcanzar… Ahora la multitud estaba bien preparada para seguir la determinación de Nimrod, y para estimar como cobardía el someterse a Dios” .
Bajo muchos nombres, el primero y quizás el mayor rebelde de la humanidad ha sido adorado a través de la falsa religión. La antigua Israel siguió fallando sirviendo a los muchos falsos dioses que Nimrod representaba.
Ezequiel 8:13-14 registra un cuadro de las mujeres de Israel “endechando a Tamuz”. Este Tamuz (el dios del fuego) era considerado ser Nimrod y la etimología de la palabra misma es fascinante. Tam significa “hacer perfecto” y muz “fuego”. El significado es claro a la luz de lo que ya hemos aprendido. 
Quemados a Moloc
Veamos cómo el pueblo de Dios, Israel, adoró a Baal/Moloc una vez que se apartó del verdadero Dios:
 “Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación…” (Jer. 32:35).
Note que Dios mismo dice que tales abominaciones jamás entraron siquiera a su mente: “Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento. Por tanto, he aquí vienen días, dice el Eterno, que este lugar no se llamará más Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza” (Jer. 19:5). El versículo 6 ata este valle de Tofet o Hinom con esta práctica. Jeremías 7:31conecta a Tofet e Hinom con el sacrificio de niños. Tofet significa “el tambor”. Los tambores se tocaban para ahogar los gritos de las víctimas en las llamas.
Note esta cita de Paraíso Perdido, por John Milton, acerca del terrible dios Moloc: “Primero Moloc, rey horrible, manchado con la sangre de los sacrificios humanos y destilando lágrimas paternales aunque con el estrépito de tambores y timbales, no fueron oídos los gritos de los hijos arrojados al fuego para ser después ofrecidos al execrable ídolo”. Por supuesto, todos dirán que ya no sacrifican a sus hijos a Moloc hoy, pero continúe leyendo.
En el Nuevo Testamento, el mártir Esteban fue apedreado hasta la muerte, al menos en parte, porque acusó a sus oyentes por la adoración a este ídolo malvado (Hechos 7:43).
Cuando el justo rey Josías llegó al trono, como rey de Judá, destruyó los altares en el Valle de Tofet (o Hinom — el mismo valle que Cristo comparó con el fuego “gehena” en Marcos 9:43-49) poco después de llegar al poder. Él comprendió la gran maldad de las prácticas que estaban teniendo lugar allí.
Los druidas y los sacrificios humanos
Muchas personas han escuchado de los druidas. Pocos saben quiénes y qué fueron. Nos referiremos a ellos más adelante y los ataremos a otras prácticas cristianas bien conocidas. Debemos establecer primero su rol histórico en los sacrificios humanos.
Julio César es la más conocida fuente de información sobre los druidas. Esto viene de la Enciclopedia Británica. Esta cita, bajo “Druidas”, explica claramente quiénes fueron: “Druidas, la clase docta entre los antiguos celtas, cuyo nombre significa Conocer (o encontrar) el roble. Ellos parecen haber frecuentado bosques de roble y haber actuado como sacerdotes, maestros y jueces. Los primeros registros conocidos de los druidas vienen del tercer siglo [a.C.]… los druidas se encargaban de los sacrificios públicos y privados, y muchos hombres jóvenes iban a ellos por instrucción. Ellos juzgaban todas las disputas públicas y privadas y decretaban la penalización… El principio doctrinal de los druidas era que el alma era inmortal… (Ellos) ofrecían víctimas humanas por aquellos que estaban gravemente enfermos o en peligro de muerte en batalla. Grandes imágenes de mimbre eran llenas de hombres vivos y luego quemadas; aunque los druidas elegían a criminales de preferencia, ellos sacrificaban víctimas inocentes si era necesario”.
El Antiguo Testamento está lleno con la condenación de Dios para Israel por la práctica de las costumbres de las naciones que las rodeaban — y estamos reuniendo hechos importantes que revelan un cuadro estremecedor.
El rol del canibalismo
Otra verdad acerca del origen de la Navidad surge de la palabra moderna caníbal. Esta práctica tiene sus raíces en una función principal de todos los sacerdotes de Baal. Mantenga en mente que la palabra hebrea para sacerdote es Cahna.
Considere la siguiente cita de Las dos Babilonias, por Alexander Hislop, página 232: “En la ley mosaica era un precepto, proveniente sin duda de la fe patriarcal, de que el sacerdote debía participar de todo lo que se ofreciera como ofrenda expiatoria (Números 18:9,10). Por consiguiente, a los sacerdotes de Nimrod o Baal se les exigía necesariamente que comieran de los sacrificios humanos; y fue así como ‘Cahna-Bal’, el ‘Sacerdote de Baal’, aparece en nuestra propia lengua para designar al devorador de carne humana”.
Es tiempo que nos preguntemos realmente que celebramos, porque si decimos ser Hijos del Dios viviente y en Su Palabra no esta establecido nada de esto, estamos honrando a quien no debemos, ni

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